14 de agosto de 2016
Por una serie de bolos en Granada y Almería estos días de agosto, elijo «El Molino De Morillas» de Galera (encrucijada jienense-granaína) para establecer campamento base con Nala y con Zuri, que realmente son las que marcan mis criterios de selección ;)
El molino se veía grande, en plena naturaleza, con wifi para poder trabajar y con piscina (¡que es agosto y Andalucía!). A pesar de estar a más de hora y media de cada sitio para actuar era la mejor opción. Síp. Poder estar con las perritas en un lugar donde sacarlas a que corrieran mañana y tarde y escribir entre chapuzón y chapuzón sonaba de maravilla :)
Pero lo mejor no fueron todas esas cosas, lo mejor fue descubrir el motor emocional del Molino: Miguel y Lola (y familia). Eso no venía en booking porque no es cuantificable su cariño y comportamiento al cambio en euros… Imposible.
Si ya con el recibimiento por mail que me hicieron al formalizar la reserva me parecieron gente cercana y cariñosa (porque sí, señores políticamente correctos: se puede ser empresario y poner alma en lo que a uno le da de comer 😉)… Pues cuando comprobé en persona cómo te ofrecían de corazón una cena con su gente, un paseo, un «te cuidamos a las perras o te las sacamos si no tienes tiempo»… Sonreí desde dentro mientras pensaba: joder, todavía queda gente sana, buena… «normal» (en el sentido más saludable de la palabra) y cariñosa. Que parece que el amor y el cariño en el día a día se está quedando como las Blackberry, en el olvido.
Miguel y Lola habían tenido a Blanca, una golden como Nala, y ahora tenían recogida a esta otra perrita encantadora a la que llamaron Pocoyó 😅 Mi teoría de que la gente que vive y convive con animales desarrolla el espíritu de otra manera se reafirmaba.
Cuando se viaja por trabajo no es lo mismo, no tienes todo el tiempo que quisieras y, en casos como el mío, tu cabeza está en «modo bolo» y más cuando tienes que sacar mínimo tus 3 horitas para que hagan ejercicio, sobre todo la cachorra de la familia. Por cierto: ¡¿os he dicho que adoro la palabra «cachorra»?! Me parece preciosa. Imposible adjudicar otra mejor a un ser en crecimiento 😊
Y no es fácil pasarte tres semanas de viajes sola, pero tienes la auto obligación de hacértelo lo más feliz posible ¿no? Por eso, a pesar del poco tiempo, les dije que yo no me iba de Galera sin tomar un café con ellos y el viernes, antes de salir de viaje de nuevo, desayuné en su casa. Os aseguro que lo rico que estaba el café y la fruta y las tostadas de tomate y aceite casero, fue lo menos delicioso del rato. Ver humanidad y cercanía en los ojos de una persona es un regalo. Y si encima te echas unas risas… Más aún.
Mi muy usado booking.com: busca algún tipo de marca que señale sitios que son más que alojamientos, como este Molino de Morillas en Galera o El Pazo De Santa María en Arzúa (Coruña) donde, al igual que en el Molino, me recibieron como si fuésemos amigos de siempre, con todo el cariño para Nala y dejándome un desayuno a deshoras de las oficiales.
Creo que voy a hacer mi propio booking ;)